miércoles, 8 de agosto de 2012

La autenticidad

¿Somos auténticos en algún momento de nuestras vidas?

Las actitudes que tomamos ante los sucesos, lo que decimos e incluso lo que pensamos no son más que nociones guiadas por intereses a corto o largo plazo, pero ¿Son realmente lo que "nos surge", o el humano actúa la mayor parte del tiempo reprimiendo sus instintos, pulsiones, necesidades e impulsos?

Muchas veces se sienten deseos de llevar a cabo una acción, pero el temor por las consecuencias que esto puede acarrear suelen detener o distorsionar gran parte de estas acciones que consideramos "imprudentes". Desconocer las consecuencias de una acción pueden llevarnos a realizarla por puro deseo experimental o a no realizarla por miedo.

Al formularme esta pregunta pensé inmediatamente en la niñez, en la famosa creencia de que un niño siempre actúa guiado por un interés inmediato, que vive el "aquí y ahora", y esas cosas. Pero ya desde la más lejana infancia el humano aprende a "fingir" para alcanzar sus objetivos (un bebé finge un llanto cuando sabe que obtendrá por ello una recompensa, y situaciones similares).

Pensando sobre este punto creo llegar a la conclusión de que algo similar a una "autenticidad pura" podría ser hallado en otras especies que habitan nuestro planeta, aunque cabe destacar que no en todas, porque incluso un perro finge por el hecho de obtener una recompensa.

Entonces, ¿El hecho de tener recompensas, castigos o consecuencias de cualquier tipo son las que limitan nuestra esencia?